"Ésta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche y a la leche hay que herviría para mezclarla con el café y hacer café con leche. Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letra escrita."

Cien años de soledad, Gabriel García Márquez.

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martes, 16 de diciembre de 2025

25 N - DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

 25 DE NOVIEMBRE

Desde la Biblioteca Macondo contra la violencia de género

El 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Es una fecha para reflexionar y tomar conciencia de una realidad que, por desgracia, sigue presente en nuestra sociedad. La violencia de género no es un problema privado, sino una vulneración de los derechos humanos que nos interpela a todas y todos, también desde la escuela.

Con motivo de esta jornada, desde la Biblioteca hemos realizado una selección de obras literarias relacionadas con la igualdad, la violencia de género y el empoderamiento, adaptadas a diferentes edades. Estos libros han sido expuestos en una estantería de la sala de lectura, para que toda la comunidad educativa pueda acceder a ellos. Os animamos a acercaros, hojearlos, leerlos y compartir reflexiones, porque la educación y la cultura son claves para construir una sociedad más justa y libre de violencia.


Además, para acompañar esta conmemoración, queremos compartir un breve texto de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, una de las autoras contemporáneas más reconocidas por su defensa de la igualdad y los derechos de las mujeres. En su ensayo Todos deberíamos ser feministas, reflexiona sobre la violencia y la desigualdad de género:


Estoy intentando desprender muchas lecciones de género que interioricé al crecer. Pero a veces me sigo sintiendo vulnerable ante las expectativas de género. La primera vez que impartí una clase de postgrado de escritura estaba preocupada. No por el temario, porque lo tenía bien preparado y estaba enseñando lo que me gustaba. Lo que me preocupaba era qué ropa ponerme. Quería que me tomaran en serio. 

Yo era consciente de que, por el hecho de ser mujer, automáticamente tendría que demostrar mi valía. Y me preocupaba el hecho de resultar demasiado femenina. Tenía muchas ganas de ponerme brillo de labios y una falda bonita, pero decidí no hacerlo. Llevé un conjunto muy serio, muy masculino y muy feo. 

La triste verdad del asunto es que, en lo tocante a la apariencia, seguimos teniendo al hombre como estándar, como norma. Muchos pensamos que cuanto menos femenina se vea una mujer, más probable es que la tomen en serio. Un hombre que va a una reunión de trabajo no se pregunta si se lo van a tomar en serio en base a la ropa que lleva puesta, pero una mujer sí. 

Desearía no haber llevado aquel traje tan feo aquel día. Si hubiera tenido la confianza que tengo hoy para ser yo misma, mis alumnos se habrían beneficiado todavía más de mis clases. Porque me habría sentido más cómoda y más yo misma de una forma más plena y verdadera. 

He decidido no volver a avergonzarme de mi feminidad. Y quiero que me respeten siendo tan femenina como soy. Porque lo merezco. Me gusta la política y la Historia, y cuando más feliz soy es cuando estoy teniendo una buen discusión intelectual. Soy femenina. Felizmente femenina. Me gustan los tacones altos y probar pintalabios. Es agradable que te hagan cumplidos, tanto los hombres como las mujeres (aunque si tengo que ser sincera, prefiero los cumplidos que vienen de mujeres elegantes), pero a 12 menudo llevo ropa que a los hombres no les gusta, o bien no la “entienden”. La llevo porque me gusta y porque me siento bien con ella. La “mirada masculina”, a la hora de dar forma a mis decisiones vitales, es bastante anecdótica.

En este fragmento, la autora reflexiona sobre cómo las expectativas de género influyen incluso en mujeres formadas y seguras de sí mismas, condicionando su comportamiento y su forma de mostrarse en espacios académicos. A través de una experiencia personal, Adichie pone de manifiesto una desigualdad cotidiana que a menudo pasa desapercibida.

Preguntas de comprensión lectora

  1. ¿Qué le preocupaba a la autora antes de impartir su primera clase de postgrado y por qué?

  2. ¿Qué decisión toma respecto a su forma de vestir y qué motivo la lleva a hacerlo?

  3. ¿Qué quiere decir Adichie cuando afirma que “el hombre sigue siendo el estándar”?

  4. ¿Qué diferencia señala la autora entre hombres y mujeres en relación con la ropa y el respeto profesional?

  5. ¿Por qué considera que sus alumnos habrían salido beneficiados si ella se hubiera sentido más cómoda consigo misma?


Fuente:
Adichie, Chimamanda Ngozi (2015). Todos deberíamos ser feministas.
Literatura Random House.
Ensayo basado en la charla TED “We Should All Be Feminists” (2012).


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