"Ésta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche y a la leche hay que herviría para mezclarla con el café y hacer café con leche. Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letra escrita."

Cien años de soledad, Gabriel García Márquez.

PLAN DE HÁBITO LECTOR

domingo, 17 de octubre de 2021

Día de las escritoras

 



«Escribir para mí no es una profesión, ni siquiera una vocación. Es una manera de estar en el mundo, de ser, no se puede hacer otra cosa. Se es escritor. Bueno o malo, ya es otra cuestión».
                                                                                        (Ana María Matute)


Como viene siendo lo habitual desde el año 2016, el lunes más próximo a la festividad de Santa Teresa de Jesús(15/10) se conmemora el Día de las Escritoras. En esta ocasión, mañana, día 18, será la fecha elegida para festejar este acontecimiento; el tema seleccionado  este año es " Leer las edades de la vida" y la comisaria encargada es Marifé Santiago Bolaños.

Como novedad, en esta ocasión serán leídos fragmentos de autoras actuales además de las ya consagradas ( Santa Teresa, Gabriela Mistral...). Entre esos nombres, destacaremos: Rosa Montero, Fanny Rubio, Elena Poniatowska o Susanna Rafart. Os dejamos con una breve muestra de alguna de estas escritoras, no sin antes ofreceros nuestra particular aportación relacionada con el tema de este año ¡ FELIZ DÍA! ¡Felices lecturas!

Tejedoras de relatos y de retales

"Mi madre me leía libros todas las noches, sentada en la orilla de mi cama. El lugar, la hora, los gestos y los silencios eran siempre los mismos: nuestra íntima liturgia. Mientras sus ojos buscaban la página donde la víspera abandonamos la lectura, la suave brisa del relato se llevaba todas las preocupaciones del día y los miedos intuidos de la noche. Aquel tiempo de lectura me parecía un paraíso pequeño y provisional –después he aprendido que todos los paraísos son así, humildes y transitorios.

Desde tiempos remotos las mujeres han contado historias, han cantado romances y enhebrado versos al amor de la hoguera. Mi madre desplegó ante mí el universo de las historias susurradas, y no por casualidad. A lo largo de los tiempos, han sido sobre todo las mujeres las encargadas de desovillar, en la noche, la memoria de los cuentos. Las tejedoras de relatos y retales. Durante siglos han devanado historias al mismo tiempo que hacían girar la rueca o manejaban la lanzadera del telar. Por eso textos y tejidos comparten tantas palabras: la trama del relato, el nudo del argumento, el hilo de una historia, el desenlace de la narración. Devanarse los sesos, bordar un discurso, hilar fino, urdir una intriga. Por eso los viejos mitos nos hablan de la tela de Penélope, de las túnicas de Nausicaa, de los bordados de Aracne, del hilo de Ariadna, de la hebra de la vida que hilaban las Moiras, del lienzo de los destinos que cosían las Nortas, del tapiz mágico de Sherezade.

Aunque ya no soy aquella niña, escribo para que no se acaben los cuentos.

Escribo porque no sé coser, ni hacer punto, nunca aprendí a bordar, pero me fascina la delicada urdimbre de las palabras. Cuento mis fantasías ovilladas con sueños y recuerdos. Me siento heredera de esas mujeres que desde siempre han tejido y destejido historias. Escribo para que no se rompa el viejo hilo de voz".

                                                         Irene Vallejo, El infinito en un junco

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Venus dormida (I)

Aunque pinceles amarillos
rodaron ya en la tierra sobre las bóvedas caídas,
mi pie protesta entre las sábanas.

No hay carros llameantes tras el desfile de carrozas
al sol de mediodía
sino un corcel empecinado y verde
que dispersa, cual viento, plumas de ave degollada

y el río del revés
que fue pleamar de toses
me coloca sus algas de peluca.

Luego, con las orillas despuentadas,
lograron recostarme
como una ausencia ecuestre que al fondo se buscase.

Todo el no ser echado sobre este omóplato bendito.


Un mundo que ganar

Emulsión regeneradora, lucimiento Marga-
ret Astor. Ni una sola espinilla sobre la
pierna tersa, suave, vispereada con pura
cera virgen. El muslo perfumado con co-
lonia infantil (colonia para todos) la
única demagógicamente soportable. Super-
ficial contacto de leche limpiadora, ma-
quillaje mínimo, simple tono, suéter y pantalón vaquero.

Movimiento rítmico salvador de los sába-
dos noche paz vuelo de matrimonios de la
década: estudiar los rincones de la ca-
sa, combinar el realismo social de los se-
senta con el pop, ajustar el espacio entre
los Saura, Guinovart, con un póster de
Antonio Machado, no es comparable a la co-
modidad de estar charlando (soñando) pro-
yectando en el histórico reducto solida-
rio al sabor de los quesos, la disten-
sión del vino, el apoyo moral:

-Lo hacéis muy bien. En casa lo mismo. No
hay un solo cierre. El cuerpo desnudo de
los dos lo aceptan con naturalidad. Iván
compara ya su pito con el del padre.

Médicos, arquitectos, abogados, profeso-
res con asistenta y R5, votantes de iz-
quierda, dicen al sol: cerrad la puerta rom-
pieron los cristales y nos llevaron el
cassette, son drogadictos que van prime-
ro a la farmacia.

De profesiones liberales: primero van a la
farmacia, luego se encierran, no escucháis
la música los jóvenes. Al sol moderna-
mente aparcando sus R5 hacen la compra,
cambian los pañales de sus bebés, no son
enemigos de la fregona, se tutean en los
ascensores, eficaces: ¿Sois de la asocia-
ción? Están al día del anticonceptivo que
ellas toman: ejecutivos de los años ochen-
ta al sol de la urbanización.


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